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¡Oh, Cruz, te adoramos!



ESTRIBILLO:
¡Oh, Cruz, te adoramos!
¡Oh, Cruz, te bendecimos!
De ti viene la vida,
de ti la salvación.


Oh cruz fiel, el más noble
de todos los árboles,
ningún bosque ha producido
jamás otro igual,
en hojas, en flores,
en fruto sin par.

ESTRIBILLO.
Ensalcemos la gloria
del triunfo en la lucha,
y cantemos la victoria
de Cristo, el Señor;
al mundo lo salva
con muerte de cruz.

ESTRIBILLO.

De un árbol nos vino
la muerte a los hombres,
y de un árbol viene
al mundo su salvación;
la muerte es vencida
por Cristo en la cruz.

ESTRIBILLO.

¡Sálvame, Virgen María!



ESTRIBILLO:
¡Sálvame, Virgen María!
¡Óyeme, Te imploro con fe!
Mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame.
¡Virgen María, sálvame!
¡Sálvame!


Un abismo es el pecado,
con que a mi Dios ofendí,
y estoy en él derribado,
sin Dios, oh Madre, y sin Ti.

ESTRIBILLO.
Acuérdate de la hora,
en que Te nombró Jesús,
nuestra Madre y Protectora,
desde el árbol de la Cruz.

ESTRIBILLO.

Yo pequé, contrito lloro,
mil penas yo merecí.
Tu misericordia imploro,
Madre, apiádate de mi.

ESTRIBILLO.



Sí, me levantaré



ESTRIBILLO:
Sí, me levantaré.
Volveré junto a mi Padre.


A Ti, Señor, elevo mi alma;
Tú eres mi Dios y mi Salvador.

ESTRIBILLO.

Mira mi angustia, mira mi pena;
dame la gracia de Tu perdón.

ESTRIBILLO.

Mi corazón busca Tu rostro;
oye mi voz, Señor, ten piedad.
ESTRIBILLO.

A Ti, Señor, Te invoco y Te llamo;
Tú eres mi roca, oye mi voz.

ESTRIBILLO.

No pongas fin a Tu ternura;
haz que me guarde siempre Tu amor.

ESTRIBILLO.

Sana mi alma y mi corazón,
porque pequé, Señor, contra Ti.

ESTRIBILLO.






Pues padeciste (Alabado)



ESTRIBILLO:
Pues padeciste, por Amor nuestro,
Jesús bendito, sed mi remedio.


Orando al Padre, Te veo en el huerto,
Tu sacra sangre, regando el suelo.

Sangrientos lobos Le llevan preso,
y a Anás presentan aquel Cordero.

ESTRIBILLO.

Cruel bofetada, da un hombre fiero,
con que lastima Su rostro bello.

En dura cárcel, ¡ay, Dios eterno!
sufres humilde crueles tormentos.

ESTRIBILLO.

Túnica blanca, Herodes terco,
a Jesús viste, cual hombre necio.

A una columna atado a tiento,
lleno de llagas Su santo cuerpo.

ESTRIBILLO.

De agudos juncos, corona han hecho,
y de vil caña, le dan el cetro.

"Ecce Homo" dice el juez al pueblo,
mas éste pide que muera luego.

ESTRIBILLO.

Pilatos firma contra mi dueño,
que muera infame, en un madero.

Ya la cruz carga, mi Nazareno,
¡ay! que mis culpas son aquel peso.

ESTRIBILLO.

Tres veces postra el duro leño,
en tierra, el Hijo del Padre Eterno.

Su amante Madre lo encuentra tierno,
y queda herido de ambos el pecho.

ESTRIBILLO.

El de Cirinia, Simón por nombre,
le ayuda presto y sube al monte.

Mujer piadosa le ofrece un lienzo,
y el Rostro santo recibe en premio.

ESTRIBILLO.
A las que lloran por sus tormentos,
que lloren manda, por sí y su deudos.

Con crueles clavos, en tronco acerbo,
clavan verdugos al Rey del Cielo.

ESTRIBILLO.

De la Cruz hace cátedra el Verbo,
dando doctrina al Universo.

En la primera, ruega por esos,
que le atormentan con raro ejemplo.

ESTRIBILLO.

La Gloria ofrece a un ladrón recto,
y en confesarle, su Rey Supremo.

Luego encomienda, de amores lleno,
a Juan su Madre, desde aquel tiempo.

ESTRIBILLO.

Desamparado de Dios inmenso,
se queja triste de sentimiento.

Siguen las penas y ya sediento,
dice que se halla de más tormento.

ESTRIBILLO.

Que está acabado, clama el Misterio
de redimirnos, que era Su intento.

Y en santas Manos del Padre eterno,
entrega Su alma y último aliento.

ESTRIBILLO.

Llega el soldado con cruel acero,
Su costado abre, que es feliz puerto.

De aquel cadalso y trono regio,
Su cuerpo bajan, todo deshecho.

ESTRIBILLO.

La tierna Madre prepara lecho,
en Su regazo para Su centro.

Y en un sepulcro del todo nuevo,
aquel santuario queda cubierto.

ESTRIBILLO.

Pues penas tantas son de Amor eco,
Jesús bendito, sed mi remedio.

Ten piedad, Dios mío, dame Tu perdón



Ten piedad, Dios mío, dame Tu perdón.
Soy un peregrino, soy un pecador,
vengo arrepentido,

¡Ten piedad, Señor!
Vuelve a mí Tus ojos, con amor.


Lejos de Tu casa, de Tu bendición,
malgasté mi vida en la perdición.
Roto y pobre vengo,
¡Ten piedad, Señor!
Vuelve a mí Tus ojos, con amor.


A Tus puertas llamo, sé que me abrirás.
Con los pecadores muestras Tu bondad.
A salvarnos vienes,

¡Ten piedad, Señor!
Vuelve a mí Tus ojos, con amor.